Tomamos la decisión de migrar porque nos sentimos atraídos por un nuevo ámbito, en el que suponemos que se puede cumplir aquello que deseamos y necesitamos.
Lo que no se tiene en cuenta es por todas las situaciones indeseadas que se pasan al migrar y lo que hay que luchar para conseguir los objetivos en el nuevo ambiente.
Imagino que si tuviéramos esto en cuenta o nos pesase más las desventajas que los beneficios nadie cambiaría de lugar de vivir.
Algo que ocurre al vivir el extranjero es que muchos experimentamos una pérdida de identidad.
Muchas de las mujeres que acompaño comentan en la sesión de contacto, donde nos conocemos, que lo que notan que no son ellas mismas, que se han perdido por el camino. Por lo tanto, sienten cambios de identidad al migrar.
En el ámbito de la psicología la identidad se forma por reflexión y observación en todos los niveles del funcionamiento mental. Nos juzgamos a nosotros mismos por lo que percibimos y por la manera que los demás nos juzgan, comparándolo con ellos. Este proceso se produce en su mayor inconscientemente y es un proceso que está en constante desarrollo.
Según Erikson, la identidad se construye y reconstruye cada día, y no se deja de hacerlo hasta el final de la vida de cada individuo
A todo esto, los migrantes volvemos a definir nuestra identidad por las nuevas relaciones sociales del país de acogida y de origen. Hay cambios de identidad al migrar, generamos un nuevo yo que implica una nueva manera de relacionarnos con los demás definiendo el nuevo lugar que tenemos en cada una de las sociedades.
En cierta manera, vivir en el extranjero amplía nuestros pensamientos y actitudes. Para los que ya nos conocen puede ser chocante y nos desafían haciéndonos dudar de nosotros mismos.
Migrar requiere adquirir nuevas herramientas para tener una mejor adaptación al nuevo país.
Si quieres que te acompañe en el proceso de encontrar tus propias herramientas rellena el formulario de abajo.